viernes, 26 de febrero de 2016

Arepa frita con huecos


    Me encantan las arepas fritas, pero son un placer culposo, así que como una al año. Cuando era chiquita vivía con mi abuela,  y cuando le pedía una arepita ella optaba por hacerla frita porque era más rápido, y me la servía con un huevito frito y queso rallado. De estas arepas me encanta lo crujiente que quedan y lo mejor para mi era hacer un aro alrededor del huequito del centro hacerlo rodar por la yema del huevo y luego por el queso rallado... mmm. Y es que ese huequito queda doblemente tostadito, además también jugaba a que era mi anillo y cualquier fantasía de niña en la mesa, que claro terminaba con con la voz de mi abuela diciendo desde la cocina: -“Deje de jugar con la comida, y termínese la arepa”. Después siempre quedaban los bordes que también estaban tostados pero con menos diversión de la ruedita.

    Muchos años después,  ya siendo adulta y viviendo con mi mamá, le conté esta anécdota, y esa misma noche mi mamá hizo arepas fritas, pero estas arepas tenían la mayor carga de consentimiento y amor que podía darme mi mami, ella le hizo tres huecos a mi arepa, si señor ese día tuve tres rueditas,  aluciné!,  la vida era más que perfecta. No conforme con eso, y debido a la emoción causada en mí,  mi mami decide repetir la cena la noche siguiente, total había que aprovechar el caldero con el aceite para freír, y creo que mi mamá no podía creer lo feliz que me hizo la noche anterior con esa arepa con tres huecos me veía y se reía. Esa segunda noche lo plasmo en una arepa me hizo una arepa no solo tenia tres huecos: dos ojos, una nariz sino que además le puso una boca, era una carita feliz. Lo recuerdo y se me "aguan" los ojos de la emoción, ese día fui su niña chiquita, su consentida,  para pesar de mi hermana que solo le tocó un huequito, y eso porque la receta lo exige.

    Ahora soy una tía consentidora, y amo a mi pequeña muñeca, la verdad a ella no le gustan mucho los huequitos, pero bueno le encantan las arepas fritas que le hace la tía en forma de corazones, por supuesto con un huevito frito y un beso.

Arepa Frita

2 tazas de harina de maíz
2 1/2 tazas de agua
Sal al gusto
Aceite para freír

Mezcle todos los ingredientes hasta obtener una masa suave, separe en porciones dele forma redonda,  aplane y haga un huequito en el centro para que fluya el aceite, deje dorar, saque y escurra.

jueves, 25 de febrero de 2016

Arepa con queso blanco rallado

Debo confesar que siempre fui una detractora de una arepa solo con mantequilla y queso blanco rallado, para mi era como pensar en la arepa más pobre que pudieras llevar a tu mesa, la arepa de más bajo nivel. Recuerdo que en una época iba mucho con mi mamá a Maracay a visitar a mis padrinos. Mis padrinos son un ejemplo de trabajo y superación habían salido del mismo humilde lugar de mi mamá y con los años y mucho esfuerzo habían montado sus negocios habían logrado una posición acomodada, daban unas fiestas donde no faltaba comida, bebida y buenos momentos. Pero al llegar el desayuno, solo servían una arepa con mantequilla y queso rallado, y no es que no me gustara el queso, sino que nunca lo sentía protagonista de una arepa, siempre era el fiel acompañante de un perico, o unas caraoticas fritas o de cualquier otro relleno, pero nunca solo queso rallado. Ellos tenían una nevera llena de cosas deliciosas, habían viajado por el mundo probado mil sabores, y al desayuno solo te ofrecían una arepa con mantequilla y queso rallado. Llegué a asociarla con pobreza y con pichirrés.

Pero el destino me daría una lección valiosa. Tendría la oportunidad de hacer mi primer viaje fuera de mi patria querida. Fui a los Estados Unidos de Norteámerica, a Orlando, Florida, fue un viaje de 28 días. Estando allá el primer día fuimos al supermercado, y conseguimos rápidamente la harina de maíz precocida para que no nos faltarán nuestra apreciada arepitas, y si compramos huevos, salchichas, tocineta, y caraotas negras enlatadas, y queso... bueno unas rebanadas de algo amarillo que viene en un papelito plástico separadas. Pero no importa nos daríamos banquete cada mañana con ese arsenal de proteínas y grasas con nuestras arepas.

A la mañana siguiente, hicimos nuestras arepas, hasta compramos una sartén para que no hubiera errores. Y se hicieron los huevos revueltos, tocineta y salchichas fritas. Y a la hora de comer, todos destapaban aquel plástico que envolvía lo que era queso amarillo tipo americano. Al ponerlo sobre mi arepita realmente no sabía si había puesto el queso o el envoltorio, y no es que no lo conociera de antes, ya en mi casa lo habían comprado alguna vez, es solo que por costoso creo que ya nos estaba en nuestra lista, y ahora parecía de esos lujos que te podías dar en el norte. Pero yo veía todo en mi plato y solo pensaba en necesito mi queso rallado, aquellos huevos revueltos eran insípidos, el desborde de grasa en el plato, y yo solo pensaba en un tazón de queso rallado, quería quitarle aquella plasta derretida amarilla sobre mi arepa. Y recordaba a mi madrina contando que no iba a Estados Unidos sin su kilo de queso duro en la maleta. Y pensaba en aquella arepa que tanto había menospreciado, desbordando de mantequilla, y con mucho queso rallado que se ponía suave con el calor de la arepa y con ese balance perfecto de sal y acidez. Y en ese momento caí en cuenta que faltaban más de tres semanas para volver a mi hogar. Decidí no comer más nada que tuviera “queso”. No podía ser infiel a mi muy querido queso blanco duro rallado dentro de una arepa bien caliente.

Así fue, al retornar a Venezuela, llegamos a las 9 de la mañana y se olían desde afuera las arepas asadas tostándose, y ahí escuché la gran pregunta en mi mente:

-¿Con qué te vas a comer la arepa?, -Solo con mantequilla y queso rallado.

AAl morderla sabía que había regresado a casa.

Arepa Asada


Arepa Asada

2 tazas de harina de maíz
2 1/2 tazas de agua
Sal al gusto

"Mezcle todos los ingredientes hasta obtener una masa suave, separe en porciones dele forma redonda y aplane, colocar sobre un budare o sartén caliente hasta que dore de cada lado. Servir con el relleno de su preferencia". Algo así rezan los empaques de harina de maíz.

Pero si yo tuviera que enseñar a hacer la más simple arepa lo haría con un poco más de poesía, diría algo así como busca tu envase favorito donde puedas amasar cómodamente y llénala hasta un tercio de agua fresca, agrega sal y luego en forma de lluvia agrega el harina, mientras piensas en las personas que se van a comer tus arepitas en ese momento, sonríe y ve revolviendo con la otra mano para que no se empelote y continúa hasta que vaya tomando cuerpo, cuando esté espesa déjala reposar dos minutos luego amasa hasta que compacte un poco, debe quedar suave de modo que al aplastarla no se quiebre en los bordes. Para darle forma empieza haciendo una bolita bien uniforme luego dale forma de trompito y al final poco a poco la vas aplastando en la palma de tu mano y al colocarla en el budare engrasado piensas el nombre de quien se la va a comer.

Mi mami sabe que si es para mi debe ser muy delgadita para que solo quede la conchita tostada, pero si son para mis sobrinos pequeños deben ser gorditas para que tengan más masita. Y así es en cada familia, está el que la come desde blanquita y suavecita, hasta quien la prefiere bien tostada y grita: “deja que se queme la mía”...